Costa Rica aboga por la entrada en vigencia del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares
- En el tercer aniversario de su adopción, saluda la ratificación por parte de Fiji
- El Tratado entrará en vigor una vez que 50 Estados lo hayan ratificado
San José, 8 de julio de 2020.- El 7 de julio de 2017, el mundo emprendió un camino sin retorno hacia la prohibición y la eliminación de las armas nucleares, al adoptarse, en las Naciones Unidas, el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), que permitió superar un vacío legal existente, dotando al derecho internacional de un capítulo que debió haber sido escrito desde hace más de medio siglo.
En conmemoración del tercer aniversario de la adopción de este Tratado, Costa Rica hace un llamamiento a los países de la región y del mundo a avanzar en la firma y pronta ratificación de este instrumento.
Todos los países que lo han ratificado, tienen la obligación jurídica de alentar a los Estados que no sean parte, a firmarlo, ratificarlo, aceptarlo, aprobarlo o adherirse a él, con el objetivo de lograr la adhesión universal. A la fecha, 81 países han firmado y 39 han ratificado el instrumento. Para su entrada en vigor, es necesario contar con 50 ratificaciones. Costa Rica fue el tercer país en suscribir el Tratado durante la apertura a su firma, y lo depositó el 5 de julio de 2018.
El Ministro de Relaciones Exteriores, Rodolfo Solano Quirós, destacó que, “el Tratado está concebido para prevenir las catastróficas consecuencias humanitarias que se derivarían de cualquier uso de las armas nucleares, y representa la voluntad inquebrantable de la mayoría de los pueblos del mundo, de evitar la recurrencia en el uso de estas armas, incluida su detonación por accidente, error de cálculo o diseño.”
El TPAN fue negociado bajo la Presidencia de Costa Rica, por mandato de la Asamblea General de las Naciones Unidas, mediante resolución 71/258 del 23 de diciembre de 2016. Se convocó a un proceso ad hoc de negociación, a través de la Conferencia de las Naciones Unidas, para negociar un instrumento jurídicamente vinculante que prohibiera las armas nucleares y condujera a su total eliminación.
El firme compromiso de Costa Rica con el desarme deriva de una visión ética y humanista, pero la trasciende. Es producto de su propia vivencia histórica y de la constatación del impacto que tiene para un país optar por la desmilitarización. Ciertamente, con la abolición del ejército, en Costa Rica el Estado dispuso un incremento en la asignación de recursos a inversión en educación, salud e infraestructura: los resultados de ese giro de política pública generaron una rápida transformación de todos los indicadores de desarrollo de la sociedad costarricense. Se trata de un ejemplo claro de los beneficios de un esquema de seguridad basado en el desarrollo de las personas y de las capacidades del Estado.
Hoy más que nunca es evidente que la humanidad requiere dar un giro en la forma en que destina sus recursos escasos. La pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto la fragilidad de los modelos de desarrollo y la acuciante necesidad de dedicar recursos al logro de la Agenda de Desarrollo 2030 de la ONU, a la recuperación del impacto de la pandemia y a enfrentar el otro gran reto existencial de la humanidad, que es el cambio climático.
Hoy se está deteriorando el régimen global de control de armamentos que tomó décadas construirse y los países nucleares dedican cada vez más recursos para modernizar e innovar en sus arsenales nucleares. Por lo tanto, este es un momento propicio para alzar la voz por el desarme nuclear, cuando en el mundo se dedicaron en el año 2019 US$2 billones al gasto militar, un incremento de 3.6% con respecto a 2018, el más alto en la última década.
“El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares es un hito que conlleva una reconceptualización de las armas nucleares en la política internacional, las deslegitima como instrumento de seguridad en el Siglo XXI y llena un vacío en el derecho internacional, identificado por la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia de 1996. Ante ello, apremia que todos, desde los gobiernos, la academia y la sociedad civil, aportemos para su pronta entrada en vigencia”, subrayó el Ministro Solano Quirós.
América Latina y el Pacífico son las regiones que más han avanzado en la ratificación del TPAN, como resultado de sus propias vivencias históricas. América Latina por ser la región pionera en la desnuclearización del continente, y los países insulares del Pacífico que han experimentado de primera mano las consecuencias de los ensayos nucleares. De este modo, Fiji se convirtió este 7 de julio 2020 en el Estado 39 en depositar el instrumento de ratificación, en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York.
Comunicación Institucional
(1378 CR Tratado Prohibición de las Armas Nucleares)
Miércoles 8 de julio de 2020.
Una vez encontrado el país de su representación, hacer clic en el botón de buscar, para dirigirse al detalle que muestra las distintas representaciones entre Costa Rica y el país escogido.